Y paso otro día, realmente pienso que llevo bastante bien lo de la ruptura, me siento… ¿cómo decirlo?, ¿liberada? Si, eso es me siento liberada, me he quitado un peso de encima, en realidad no es que yo no fuese la chica para Marc, es que el no es el chico para mi.
Pienso que este cuento del blog no era necesario, pero la verdad le he cogido gustillo y creo que seguiré.
Hoy Marta tiene pensado hacer una cena especial y ha invitado a mi hermana y a un par de amigas nuestras, una noche de chicas viendo comedias románticas, cenando, tomando vino y quizás fumando un porrito. Esta convencida que de estoy en negación, no cree que pueda sentirme bien después de la ruptura y esta empeñada en hacer lo que sea necesario para “subirme el ánimo”, yo no insistiré más, la dejaré que sea feliz ayudando a “su pobre amiga desvalida”, es decir, yo.
Aquí a mi lado esta Sugus, el gato gordo de Marta, es un gato de color naranja intenso, por eso se llama Sugus. Normalmente el no pasa mucho tiempo conmigo, sabe que aunque me gustan los animales no soy de tenerlos siempre encima; ellos en su lugar y yo en el mío, pero Sugus tiene un par de días tratando de acercarse a mi y yo no lo he rechazado, así que aquí esta sentado en el suelo a un metro escaso de distancia. Es gracioso, se me queda mirando como si supiese que escribo sobre el. Lo veo y me viene a la cabeza el gato de “Alicia en el país de las maravillas”, que bien estaría caerse por un agujero y despertar en otro mundo ¿no?, un mundo irreal, lleno de colores, formas y gente extraña (no he fumado y ya estoy flipando).
He estado pensando, siempre quise darme un “año sabático” y viajar por distintos sitios, nunca lo hice porque a Marc no le apetecía, que estúpida dependiente eh!, la verdad es que podría haberme ido sola. Pues ahora si que puedo, es más será algo que haré, lo planearé, organizaré todo, conseguiré el dinero y haré mi viaje.
Han llegado las chicas así que dejaré mis divagaciones hasta aquí, por ahora…
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